En aquel tiempo, Merodac-Baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, mandó cartas y un regalo a EzequÃas al enterarse de su enfermedad y de su curación.
Vendrán dÃas en que todo lo que hay en tu palacio y todo lo que han atesorado tus padres hasta el dÃa de hoy será llevado a Babilonia y no quedará nada.
E incluso tus hijos, que tú has engendrado, servirán como eunucos en el palacio del rey de Babilonia.»