Un rey hará reinar la justicia y sus ministros gobernarán según el derecho.
Cada uno de ellos será como un cortaviento, o como un refugio para guarecerse del temporal. Serán como un río que corre por el desierto o como la sombra de un cerro en medio de una llanura calurosa.
Entonces los que pueden ver ya no se quedarán ciegos, y los oídos de los que oyen estarán atentos,
los indisciplinados tratarán de aprender y los tartamudos hablarán correctamente;
no se le tratará de «señor» al hombre sin conciencia y el sinvergüenza no será considerado como una persona de importancia.
Pues el hombre sin conciencia dice cosas que chocan la conciencia y trama el mal; es un hipócrita que blasfema contra Yavé, que deja sin comida al hambriento o le niega un vaso de agua al sediento.
En cuanto al sinvergüenza, sus inventos son perversos, pues trata de perjudicar a los pobres con sus mentiras, aunque sean justos los reclamos de estos humildes.
En cambio, el caballero sólo piensa lo correcto y actúa siempre con decencia.
Mujeres despreocupadas, levántense, oigan lo que les digo; hijas demasiado confiadas, escuchen mis palabras.
Dentro de un año, más o menos, ustedes que están tan confiadas temblarán al ver que en el tiempo de la vendimia no hay nada que cosechar.
¡Tiriten, despreocupadas, y asústense, ustedes que andan tan confiadas! Quítense la ropa y vístanse de saco.
Péguense en los senos por lo que les pasó a esos hermosos campos y a esas fértiles viñas;
ahora espinas y zarzamoras cubren los terrenos de mi pueblo y las casas de vida alegre de la ciudad feliz.
El palacio está abandonado, la ciudad bulliciosa está solitaria; el ofel y la torre de guardia han sido convertidos en ruinas para siempre; serán, en adelante, unos lugares donde gocen los burros salvajes o donde pasten los rebaños.
Pero sobre nosotros se derramará el espíritu desde arriba. Entonces el desierto se transformará un vergel, y lo que ahora es llamado vergel será tenido por terreno baldío.
En el desierto acampará el Derecho; en el jardín descansará la Justicia.
La obra de la Justicia será la Paz y los frutos de la Justicia serán tranquilidad y seguridad para siempre.
Mi pueblo vivirá en habitaciones buenas, en barrios seguros, en lugares tranquilos.
La selva será cortada, y la ciudad humillada.
Felices ustedes, que sembrarán entonces a orillas de todos los esteros o soltarán sin problemas su buey o su burro.