Mi alma te desea por la noche y mi espÃritu se despierta en mà desde la mañana. Cuando a la tierra le llegan tus juicios, los habitantes del mundo aprenden a ser justos.
¿Hasta cuándo los estarás amenazando sin que comprendan? Haz que vean, para vergüenza suya, que cuidas de tu pueblo; ¡que tu furor, cual fuego, devore a tus enemigos!
¡Tus muertos revivirán, y sus cadáveres resucitarán! Despierten y den gritos de júbilo todos ustedes, que yacen en el polvo. Que baje tu rocÃo, Señor, rocÃo de luz, y la tierra nos devolverá a los muertos.
Entra, pueblo mÃo, en tus habitaciones y cierra las puertas tras de ti; escóndete un momento hasta que pase la cólera.