¡Ay de la tierra de las langostas aladas,más allá de los rÃos de EtiopÃa, del paÃs que envÃa embajadores por mar en livianas canoas de juncos!
Vayan, rápidos mensajeros, al paÃs de gente alta y morena, cuyo pueblo ha sido siempre temible; a la nación vigorosa y conquistadora cuya tierra está surcada por rÃos.
Ustedes, habitantes del universo y pobladores de la tierra, miren esta bandera en lo alto de los cerros, y escuchen el sonido del clarÃn.
Y quedarán a merced del ave de rapiña de los cerros o de las fieras salvajes. Los buitres estarán sobre ellos en el verano y las fieras salvajes, en el invierno.