Behold, what manner of love the Father hath bestowed upon us, that we should be called the sons of God: therefore the world knoweth us not, because it knew him not.
No te sientas seguro con tu riqueza ni pienses: "¡Me basto a mí mismo!"
No te dejes arrastrar por la violencia o el deseo de tener: harán de ti su esclavo.
No digas: "¡Nadie me lo impedirá!" El Señor puede castigarte.
No digas: "¡Pequé y no me pasó nada!" El Señor se toma todo su tiempo.
No estés demasiado seguro del perdón cuando acumules pecados.
No digas: "¡La misericordia del Señor es grande, perdonará mis pecados por numerosos que sean!". Porque en él se encuentran misericordia y reprobación; su cólera se deja caer sobre los pecadores.
No tardes en volver al Señor, no postergas cada día más, no sea que llegue el día del ajuste de cuentas; se encenderá de repente la cólera del Señor y tú perecerás.
No cuentes con las riquezas mal adquiridas, de nada te servirán el día de la desgracia.
No te dejes llevar por la corriente, no estés en dos caminos a la vez; esto es propio del pecador que usa un doble lenguaje.
Mantente firme en tus convicciones y sé un hombre de palabra.
Aprende a escuchar y tómate tu tiempo para responder.
Si sabes de qué hablas, respóndele a tu interlocutor; si no, guarda silencio.
Tus palabras te pueden traer gloria o descrédito; la lengua de un hombre prepara su caída.
¡No permitas que te consideren como un mendigo o como un tramposo! Un ladrón atrae sobre sí la vergüenza, pero el hipócrita también tendrá su condenación.
Evita el pecado, ya sea de grandes o pequeñas cosas; no te conviertas en enemigo del que era tu amigo.