Abrahán es el padre ilustre de una multitud de naciones; nadie ha igualado nunca su gloria.
Observó la ley del AltÃsimo, que lo hizo entrar en su alianza; esa alianza fue inscrita en su carne; permaneció fiel en el dÃa de la prueba.
Por eso Dios le hizo un juramento: todas las naciones serÃan bendecidas en su descendencia, la multiplicarÃa como el polvo de la tierra, elevarÃa su descendencia hasta las estrellas, su posteridad dominarÃa de uno al otro mar, desde el Eufrates hasta donde terminan las tierras en occidente.
A Isaac le renovó esa promesa, debido a Abrahán su padre.
Luego hizo reposar sobre la cabeza de Jacob la bendición para todos los hombres, lo mismo que la alianza; lo bendijo personalmente y le dio el paÃs como herencia. Lo dividió en partes y las distribuyó entre las doce tribus.