Entiendan que mis esfuerzos no fueron sólo para mÃ, sino para todos los que buscan el saber.
¡Oigan, pues, ustedes los grandes del pueblo; presten atención, ustedes que presiden la asamblea!
¡Ni a tu hijo, ni a tu mujer, ni a tu hermano ni a tu amigo: a nadie des poder sobre ti mientras vivas! No des tus bienes a otro; podrÃas arrepentirte y tener que reclamárselos.
Mientras te quede un soplo de vida, no entregues a nadie tu libertad.
Es mejor que tus hijos dependan de ti que tener tú que suplicarles.
Asume la responsabilidad de todo lo que hagas, no permitas que otros manchen tu reputación.
Cuando concluyan los dÃas de tu vida, cuando llegue la hora de tu fin, entonces reparte la herencia.
Para el burro: el forraje, el palo y la carga; para el sirviente: el pan, las correcciones y el trabajo.