El que vive por los siglos lo ha creado todo maravillosamente.
Unicamente el Señor será reconocido como justo.
A nadie le ha dado la capacidad para proclamar todas sus obras: ¿quién podría entender todas de sus maravillas?
¿Quién medirá su poder esplendoroso, quién podrá contar todos sus gestos de misericordia?
No hay nada que quitarles ni nada que añadirles; las maravillas del Señor permanecen impenetrables.
Cuando uno cree haber terminado, no hace más que empezar; cuando se detiene en ellas, se siente sobrepasado.
¿Qué es el hombre? ¿Para qué sirve? ¿Qué le hace falta? ¿Qué es malo para él?
¿Cuánto dura su vida? A lo más cien años.
Una gota de agua en el mar, un grano de arena: así es su vida frente a la eternidad.
Por eso el Señor tiene paciencia con los hombres y los cubre con su misericordia.
El ve y sabe que su fin es miserable, por eso los perdona sin cuento.
A cada uno le corresponde la misericordia con su prójimo, y al Señor, la misericordia del para todo ser viviente; reprende, corrige, enseña, y como un pastor reúne a su rebaño.
Es bueno con los que aceptan la corrección y cumplen con prontitud sus decisiones.
Hijo mío, no reprendas cuando hagas un favor, no causes tristeza si haces un regalo.
¿No refresca el rocío al viento caliente? De igual modo la palabra hace más bien que lo que se da.
¿No ves que algunas palabras valen más que un regalo? Pero una persona generosa junta lo uno con lo otro.
El insensato echa a perder una buena obra con sus críticas, el regalo de un hombre mezquino hace que se llenen de lágrimas los ojos.
Antes de hablar, infórmate, y cuídate antes de estar enfermo.
Examínate antes que Dios te juzgue, y obtendrás perdón el día en que te visite.
Humíllate antes de caer enfermo y si has pecado muestra tu arrepentimiento.
No dejes de cumplir un voto en el momento determinado, no esperes la muerte para ponerte en regla.
Reflexiona bien antes de hacer un voto, no seas de esos que tientan al Señor.
Piensa en el juicio de los últimos días, en los días del castigo en que Dios dará vuelta la cara.
En los momentos de abundancia acuérdate de los instantes de miseria; en los días de riqueza piensa en la pobreza y en la carencia de todo.
De la mañana a la noche ha transcurrido el tiempo: todo pasa rápido delante del Señor.
El que es sabio está atento en cualquier momento; incluso cuando abunda el pecado, él evita la falta.
Toda persona sensata reconoce la sabiduría, y felicita a los que la han hallado.
Aquellos cuyas palabras están llenas de sensatez han sabido ser sabios; sus sentencias son una lluvia bienhechora.
No te dejes llevar por tus ambiciones, refrena tus apetitos.
Si te concedes lo que quieren tus pasiones, harán que de ti se rían tus enemigos.
No te des a la buena vida, no pases a ser esclavo de sus exigencias.
No te empobrezcas festejándote con dinero prestado cuando no tienes nada en tu bolsillo.