Una gota de agua en el mar, un grano de arena: asà es su vida frente a la eternidad.
Por eso el Señor tiene paciencia con los hombres y los cubre con su misericordia.
El ve y sabe que su fin es miserable, por eso los perdona sin cuento.
A cada uno le corresponde la misericordia con su prójimo, y al Señor, la misericordia del para todo ser viviente; reprende, corrige, enseña, y como un pastor reúne a su rebaño.
Es bueno con los que aceptan la corrección y cumplen con prontitud sus decisiones.
Hijo mÃo, no reprendas cuando hagas un favor, no causes tristeza si haces un regalo.
¿No refresca el rocÃo al viento caliente? De igual modo la palabra hace más bien que lo que se da.
¿No ves que algunas palabras valen más que un regalo? Pero una persona generosa junta lo uno con lo otro.
El insensato echa a perder una buena obra con sus crÃticas, el regalo de un hombre mezquino hace que se llenen de lágrimas los ojos.
Antes de hablar, infórmate, y cuÃdate antes de estar enfermo.
ExamÃnate antes que Dios te juzgue, y obtendrás perdón el dÃa en que te visite.
HumÃllate antes de caer enfermo y si has pecado muestra tu arrepentimiento.
No dejes de cumplir un voto en el momento determinado, no esperes la muerte para ponerte en regla.
Reflexiona bien antes de hacer un voto, no seas de esos que tientan al Señor.
Piensa en el juicio de los últimos dÃas, en los dÃas del castigo en que Dios dará vuelta la cara.