Amen la justicia, ustedes que gobiernan la tierra, tengan para con el Señor los sentimientos que convienen, búsquenlo con un corazón sincero.
Porque se deja encontrar por los que no lo provocan, se manifiesta a los que le tienen confianza.
Sepan que los razonamientos tortuosos alejan de Dios: La Omnipotencia pondrá en su lugar a los insensatos que la ponen a prueba.
La SabidurÃa no entrará en un alma mal dispuesta, ni habitará en un cuerpo esclavo del pecado.
El EspÃritu Santo que nos educa huye de la duplicidad; rechaza los pensamientos estúpidos y se paraliza frente a la maldad.
La SabidurÃa es un espÃritu que ama a los hombres, pero no dejará sin castigo al que blasfema, porque Dios conoce sus pensamientos Ãntimos, ve claro en su corazón y escucha sus palabras.
Porque el EspÃritu del Señor repleta el universo y mantiene su unidad: conoce, pues, todo lo que se dice.
¡Nada de vida desordenada, eso serÃa buscar la muerte! No hagan cosas que les acarrearÃan la desgracia.
Porque Dios no hizo la muerte, y no le gusta que se pierdan los vivos.
El creó todas las cosas para que existan; las especies que aparecen en la naturaleza son medicinales, y no traen veneno ni muerte. La tierra no está sometida a la muerte,
pues el orden de la Justicia está más allá de la muerte.
Los impÃos sin embargo llaman a la muerte con gestos y palabras; ven en ella a una amiga y se han prendado de ella; han hecho con ella un pacto y se hacen merecedores de caer en sus manos.