Tus cabellos, como un rebaño de cabras que ondulan por las pendientes de Galaad. Tus dientes, ovejas esquiladas que acaban de bañarse, cada una tiene su melliza y ninguna la ha perdido.
Eres toda hermosa, amada mÃa, en ti no hay ningún defecto.
Ven del LÃbano, novia mÃa, ven hasta acá del LÃbano, deja lo alto del Amaná, las cumbres del Samir y del Hermón, moradas de leones, guaridas de leopardos.
Me robaste el corazón, hermana mÃa, novia mÃa, me robaste el corazón con una sola mirada tuya, con una sola de las perlas de tu collar.
Los labios de mi novia destilan pura miel; debajo de tu lengua se encuentra leche y miel, y la fragancia de tus vestidos es la de los bosques del LÃbano.
Un jardÃn cercado es mi hermana, mi novia, huerto cerrado y manantial bien guardado.
Tu tierra regada da un jardÃn de granadas con abundancia de frutos exquisitos y de hierbas aromáticas.
nardo y azafrán, clavo de olor y canela, con todos los árboles de incienso, mirra y áloe con los mejores perfumes.
Fuente de los jardines, manantial de aguas vivas, corrientes que bajan del LÃbano. Ella:
Soplen, vientos del norte y del desierto, soplen en mi huerto para que se expandan sus aromas, y asà entre mi amado en su huerto y coma de sus exquisitos frutos.