Behold, what manner of love the Father hath bestowed upon us, that we should be called the sons of God: therefore the world knoweth us not, because it knew him not.
Sobre mi lecho, por las noches, yo buscaba al amado de mi alma. Lo busqué y no lo hallé.
Me levantaré, pues, y recorreré la ciudad. Por las calles y las plazas buscaré al amado de mi alma. Lo busqué y no lo hallé.
Me encontraron los centinelas, esos que andan de ronda por la ciudad.
¿Han visto a mi amado? Apenas los había dejado cuando encontré al amado de mi alma. Lo abracé y no lo soltaré más hasta que no lo haya hecho entrar en la casa de mi madre, en la pieza de la que me dio a luz. El:
Hijas de Jerusalén, yo les ruego, por las gacelas y las cabras del campo, que no despierten y no se despierte el Amor hasta cuando ella quiera. Coro:
¿Quién es éste que sube del desierto? Parece ser una columna de humo perfumado de mirra y de incienso y de todos los aromas.
Es la litera de Salomón. Sesenta guerreros la rodean, los más valientes de Israel,
todos muy buenos para la espada, hombres adiestrados para el combate. Cada uno lleva su espada a la cintura para que nadie los sorprenda de noche.
El rey Salomón se ha hecho una litera de madera del Líbano.
Le hizo columnas de plata, el enchapado de oro, el asiento de púrpura; el interior de ébano incrustado.
Salgan, hijas de Jerusalén. y vean al rey Salomón con su corona, con la corona que le colocó su madre el día de sus bodas, el día de su alegría.