El tonto se agota pronto: no sabe ni siquiera el camino a la ciudad.
¡Pobre de ti, paÃs, cuyo rey es un muchacho y cuyos jefes están de parranda desde la mañana!
Feliz tú, paÃs, cuyo rey es un prÃncipe bien nacido, y cuyos jefes comen a sus horas, para tomar fuerzas y no para embriagarse.
Por falta de mantención se hunde la techumbre, y si las manos son flojas, se llueve la casa;
hacen banquetes para divertirse; se dan sus pasatiempos con el vino: ¡ el dinero lo resolverá todo!
No maldigas al rey ni siquiera de pensamiento; ni maldigas al poderoso, ni siquiera en el secreto de tu pieza: un pajarito del cielo podrÃa llevarle el rumor, un par de alas le darÃa a conocer el asunto.