Este nombró en seguida a Nicanor, hijo de Patroclo, uno de sus primeros Amigos, y lo envió al frente de unos veinte mil hombres procedentes de todas las naciones, con la orden de acabar con todos los judÃos. Puso a su lado a Gorgias, general de mucha experiencia en asuntos de guerra.
Nicanor se proponÃa obtener dos mil talentos con la venta de esclavos judÃos, para pagar el tributo debido por el rey a los romanos.
«Ellos, les dijo, vienen confiados en sus armas y en su audacia, pero nosotros tenemos puesta nuestra confianza en Dios Todopoderoso, que puede exterminar con un solo gesto a todos los que nos invaden y aun al mundo entero.»
Les enumeró todas las oportunidades en que Dios habÃa venido en ayuda de sus padres, especialmente cuando hizo perecer ciento ochenta y cinco mil hombres de Senaquerib.
hiriendo y mutilando a muchos; el resto se dio a la fuga.
Se apoderaron del dinero de los que habÃan venido a comprarlos y los persiguieron durante bastante tiempo.
Pero ya se hacÃa tarde, y se vieron obligados a volverse porque era la vigilia del sábado. Esta fue la razón por la cual dejaron de perseguir a sus enemigos.
Recogidas las armas y los despojos del enemigo, celebraron el sábado en aquel dÃa en que Dios empezaba a manifestarles su misericordia.