Have not I commanded thee? Be strong and of a good courage; be not afraid, neither be thou dismayed: for the LORD thy God is with thee whithersoever thou goest.
aprovechando que las tropas estaban dispersas fuera del campamento.
Gorgias llegó de noche al campamento judÃo, donde no encontró a nadie. Comenzó entonces a buscarlos por los cerros, pensando: «Huyen de nosotros.»
Al amanecer, apareció Judas en la llanura con tres mil hombres que no tenÃan ni los escudos ni las espadas que hubieran deseado.
Vieron el campamento de los paganos que era poderoso, bien defendido, y rodeado de hombres a caballo, toda gente experta en la guerra.
Judas dijo a los suyos: «No teman el número de enemigos ni se acobarden frente a sus ataques.
y todas las naciones reconocerán que Alguien libera y salva a Israel.»
Los paganos miraron por este lado y vieron que los judÃos bajaban hacia ellos;
luego salieron de su campamento a presentarles batalla.
Judas hizo tocar la trompeta y sus hombres atacaron. Los paganos fueron derrotados y huyeron hacia la llanura,
pero todos los de la retaguardia cayeron bajo la espada. Los persiguieron hasta Gaser, los llanos de Idumea, de Azoto y de Jamnia, matando a cerca de tres mil enemigos.
Cuando Judas y sus combatientes dejaron de perseguirlos,
al escucharlos, se quedó consternado y abatido, porque las cosas no habÃan sucedido en Israel como lo esperaba y no se habÃa logrado lo ordenado por el rey.
Judas y sus hermanos se dijeron entonces: «Nuestros enemigos están derrotados: subamos, pues, y purifiquemos el Lugar Santo para consagrarlo de nuevo.»
Allà encontraron el santuario abandonado, profanado el altar, quemadas las puertas, la hierba crecida en los patios como en un bosque o en un monte y las habitaciones destruidas.
Rasgaron sus vestiduras y lloraron amargamente, y se echaron cenizas sobre la cabeza.
Se postraron rostro en tierra, tocaron las trompetas y lanzaron gritos al cielo.
Colocaron los panes sobre la mesa y colgaron las cortinas, llevando a cabo todo lo que habÃan decidido.
El dÃa veinticinco del mes noveno, llamado mes de Casleu, del año ciento cuarenta y ocho, se levantaron de madrugada
y ofrecieron el sacrificio señalado por la Ley en el nuevo altar de los holocaustos que habÃan construido.
Precisamente en el mismo tiempo y en la misma fecha que lo habÃan profanado los paganos, fue consagrado con cantos acompañados de cÃtaras, arpas y cÃmbalos.
Durante ocho dÃas celebraron la consagración del altar, ofrecieron holocaustos con mucho entusiasmo y celebraron un sacrificio de comunión y alabanza.
Adornaron la fachada del Templo con coronas de oro y escudos, restauraron las entradas y las habitaciones y les pusieron puertas.
Fue muy grande la alegrÃa del pueblo; y asà echaron al olvido la profanación del Templo por los paganos.
Finalmente, Judas, sus hermanos y toda la asamblea de Israel acordaron celebrar el aniversario de la consagración del altar cada año, por ocho dÃas, desde el veinticinco del mes de Casleu, con una fiesta alegre.
Por aquel tiempo levantaron en torno al monte Sión altas murallas y fuertes torres, no fueran a venir los paganos y lo ocuparan, como lo habÃan hecho anteriormente.