Llegó a Siria con palabras de paz y los habitantes de las ciudades le abrieron las puertas y le salieron al encuentro, porque asà lo habÃa mandado Alejandro, pues era su suegro.
Pero apenas entraba en las ciudades, Tolomeo dejaba en ellas guarniciones.
Cuando se acercó a Azoto, le mostraron el templo de Dagón incendiado, Azoto y sus alrededores destruidos, los cadáveres abandonados y los restos calcinados de todos aquellos que Jonatán hizo perecer en la guerra, pues los habÃan dispuesto en montones a lo largo del recorrido del rey.
Contaron al rey Tolomeo todo lo que Jonatán habÃa hecho. Esperaban que lo desaprobara, pero el rey callaba.
Jonatán salió con gran pompa a Jafa para encontrar al rey. Se saludaron y pasaron allà la noche.
Entonces algunos malvados, traidores a su pueblo, le avisaron al rey.
Este, al saberlo, se indignó e inmediatamente se puso en marcha hasta Tolemaida. Desde allà escribió a Jonatán para que desistiera del sitio y viniera a verlo lo antes posible.
Recibido el mensaje, Jonatán mandó continuar el asedio. Luego decidió exponerse a sà mismo al peligro, y fue a ver al rey con dirigentes y sacerdotes de Israel.
Tomando oro, plata, vestidos finos y otros presentes, fueron ante el rey en Tolemaida y obtuvieron su favor, en presencia de todos sus Amigos.
Algunos traidores lo acusaron.
Pero el rey trató a Jonatán como lo habÃan tratado los reyes anteriores.
Lo confirmó en el puesto de jefe de los sacerdotes, con todos los privilegios que antes tenÃa, y le contó entre sus mejores Amigos.
«El rey Demetrio, a Jonatán, a su hermano y a toda la nación judÃa: paz.
Les enviamos a ustedes una copia de la carta que hemos escrito a nuestro pariente Lástenes para que la conozcan:
El rey Demetrio saluda a su pariente Lástenes.
Por su fidelidad hacia nosotros hemos decidido hacerle favores a la nación de los judÃos, que son nuestros amigos y se portan lealmente con nosotros, pues queremos recompensar su fidelidad.
Igualmente, estarán exentos de los demás impuestos que nos debÃan, especialmente los impuestos sobre los productos de las salinas y las coronas de oro que ofrecÃan.
Ninguno de estos privilegios será anulado jamás.
y lo persuadió que le entregara al niño con el fin de restablecerlo en el puesto de su padre. Lo informó de todas las decisiones de Demetrio y del odio que le tenÃan sus soldados, y permaneció allà bastante tiempo.
Las tropas licenciadas por Demetrio se pusieron a su lado y lucharon contra Demetrio, que tuvo que huir.
Trifón se apoderó de los elefantes y ocupó AntioquÃa.
Entonces el jovencito AntÃoco envió a Jonatán esta carta: «Te confirmo en el cargo de Sumo Sacerdote, te hago gobernador de los cuatro distritos y te pongo entre los Amigos del Rey.»
Le envió vajilla de oro y un servicio de mesa, autorizándolo a beber en copas de oro, a vestirse de rojo púrpura y llevar el broche de oro.
Desde allà pasó a Gaza, donde los habitantes le cerraron las puertas; por lo que le puso sitio, y quemó los suburbios de la ciudad, saqueándolo todo.
Jonatán rasgó sus vestiduras, se echó tierra sobre su cabeza y rezó.
Luego hizo frente a los atacantes, los derrotó y los puso en fuga.
Entonces, las tropas que lo habÃan abandonado volvieron a su lado y, todos juntos, persiguieron a los enemigos hasta Cades, donde estaba su campamento, y acamparon allÃ.