Dirige tus pasos a esas ruinas sin remedio; saqueó todo, el enemigo, en el santuario. Lanzaron alaridos en tu tienda, a la entrada pusieron la bandera extranjera.
Lo derribaron todo con el hacha como leñadores en el bosque;
el enmaderado y sus esculturas los demolieron a machete y azuela.
Prendieron fuego a tu santuario y profanaron la morada de tu Nombre.
Dijeron: "¡Acabemos con ellos de una vez!" y en el paÃs incendiaron todos los santuarios.
Ya no vemos signos de ti, ya no hay profetas, y nadie entre nosotros que nos diga hasta cuando.
¿Hasta cuándo, oh Dios, blasfemará el opresor y seguirá el enemigo ultrajando tu nombre?