Tú eres el más hermoso entre los hombres, en tus labios la gracia se derrama, asà Dios te bendijo para siempre.
CÃñete ya la espada, poderoso, con gloria y con honor
anda y cabalga por la causa de la verdad, la piedad y el derecho. Haces proezas con armas en la mano:
tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden; los enemigos del rey pierden coraje.
Tu trono, oh Dios, es firme para siempre. Cetro de rectitud es el de tu reinado.
Amas lo justo y odias lo que es malo; por eso Dios, tu Dios, te dio a ti solo una unción con perfumes de alegrÃa como no se la dio a tus compañeros.
Mirra y áloe impregnan tus vestidos, el son del arpa alegra tu casa de marfil.
Hijas de reyes son tus muy amadas, una reina se sienta a tu derecha, oro de Ofir en sus vestiduras luce.