Junto con nuestros padres hemos pecado, cometimos una falta, somos culpables.
Nuestros padres en Egipto no entendieron nada de tus milagros, se olvidaron de tus favores sin cuento, se rebelaron contra el AltÃsimo junto al Mar Rojo.
Pero en virtud de su nombre los salvó, para que su valentÃa fuera conocida.
Increpó al Mar Rojo y se secó, los condujo por el fondo como en el desierto.
Los salvó de manos del que los odiaba y los libró de manos del enemigo.
Las aguas cubrieron a sus adversarios ni uno solo de entre ellos escapó.
Entonces creyeron en sus palabras y cantaron su alabanza-
Pero pronto se olvidaron de sus obras y no contaron con su providencia.
Se despertó su gula en el desierto y en la estepa pusieron a Dios a prueba.
El les concedió lo que pedÃan, se lo dio hasta que tuvieran asco.