Ve a encontrarlo en la mañana, a la hora en que vaya a bañarse. Lo esperarás a la orilla del rÃo, llevando en tu mano el bastón que se convirtió en serpiente.
Los peces del rÃo murieron y el rÃo quedó contaminado, de tal manera que los egipcios no pudieron beber más agua del Nilo. Y hubo sangre en todo el paÃs de Egipto.
El rÃo pululará de ranas, que subirán y penetrarán en tu casa, en tu dormitorio, en tu cama, en la casa de tus servidores y de tu pueblo, en tus hornos y en tus provisiones.
Las ranas subirán contra ti, contra tu pueblo y contra todos tus servidores.»