ordenando que todos los integrantes de la guardia real que vigilaban la puerta del palacio se arrodillaran a su paso. Mardoqueo, sin embargo, se negó a hacerlo.
Fue entonces a ver al rey y le dijo: «En medio de la gran población de todas tus provincias vive un pueblo que no se junta con nadie. Sus leyes son totalmente distintas a las demás y no toman en cuenta tus decretos. Por ningún motivo te conviene dejarlos tranquilos.
Por lo demás, te doy permiso para que hagas con ese pueblo lo que quieras.»
Se citó, entonces, a todos los escribientes reales para que se reunieran el
del primer mes a fin de copiar las ordenanzas de Amán dirigidas a los virreyes, a los gobernadores de las provincias y a los jefes de cada paÃs. Iban escritas en el alfabeto de cada provincia y redactadas en el idioma de cada paÃs. El documento llevaba además la firma y el sello del rey.
Este edicto, que tenÃa que ser ley en cada provincia, debÃa ser publicado en todos los pueblos para que todo el mundo estuviera listo para la fecha señalada.
El decreto fue publicado primeramente en Susa, causando en toda la ciudad gran consternación, mientras que el rey y Amán se divertÃan en comilonas y borracheras.