Al amanecer, los más valientes con un jefe a la cabeza, tomen sus armas y salgan de la ciudad como si intentaran bajar a la llanura contra los asirios,
Entonces ustedes y todos los habitantes de Israel los perseguirán para matarlos.
Pero antes llamen a Ajior, el amonita, para que vea y reconozca al que despreciaba a Israel, al que lo envió a nosotros para morir.»
Llegó Ajior, que estaba en casa de OzÃas, y al ver la cabeza de Holofernes en manos de un hombre del pueblo, se desmayó.
Una vez recuperado, se arrodilló a los pies de Judit y le dijo: ¡Bendita seas en toda Judá y en todas las naciones, que, al oÃr tu nombre, quedarán asombradas!
hasta llegar a la tienda de Holofernes. Allà dijeron a su encargado general: «Despierta a nuestro jefe, que los esclavos quieren bajar a luchar con nosotros.»
Bagoas descorrió la cortina, pues creÃa que Holofernes dormÃa con Judit.
Como nadie contestó, entró en el dormitorio y lo encontró en el suelo, muerto y sin cabeza.
Gritó muy fuerte y rasgó sus ropas.
Luego entró en la tienda de Judit y, al no encontrarla, corrió a las tropas y gritó:
«¡Los esclavos nos han traicionado! Una sola mujer hebrea ha llenado de vergüenza a la gente de Nabucodonosor. Holofernes está muerto en el suelo y sin cabeza.»