Ragüel, que oyó esto, dijo al joven: «Come y bebe tranquilo, porque eres el único que tiene derecho a casarse con mi hija; no puedo darla a otro sino a ti, ya que eres mi pariente más cercano. Ahora debo decirte la verdad:
la he dado a siete hombres de nuestros hermanos y todos murieron la noche de bodas. Pero tú, come y bebe, que el Señor les dará su gracia y su paz.»
Luego dijo a la madre que trajera una hoja de papiro; escribió en ella el contrato matrimonial, y lo firmaron. Terminado esto, se pusieron a comer y beber.
Ragüel llamó a su esposa y le dijo: «Hermana, prepara otro dormitorio para Sara.» Ella preparó la habitación y lTobó a Sara, que se puso a llorar.