Le respondió: «Si se quema el corazón o el hÃgado del pez ante un hombre o mujer atormentados por un espÃritu malo, el mal desaparece para siempre.
Con la hiel se untan las manchas blancas de los ojos y quedan sanos.»
Llegaron a Media y, estando ya cerca de Ecbátana, Rafael dijo al joven:
ella es hija única y tú eres el más cercano y el único que tiene derecho a heredar los bienes de su padre. Es una joven de buen criterio, valiente y muy hermosa, a la que su padre quiere mucho.
Respondió el ángel: «¿Acaso has olvidado las recomendaciones de tu padre, que te mandó tomar esposa de su familia? Hermano, no te preocupes por el demonio y cásate con ella. Te aseguro que esta misma noche ella será tu esposa.
Cuando entres en la habitación de los esposos, toma el corazón del pez y parte del hÃgado y ponlo sobre las brasas del perfumador.
Cuando el demonio huela ese aroma, huirá para no volver más al lado de Sara.
Y tú, cuando vayas a unirte a ella, rueguen al Dios misericordioso, que se compadecerá y los salvará. No temas, Dios te la destinó desde siempre. Tú la salvarás, ella irá contigo y te dará hijos.»
Cuando TobÃas oyó estas palabras, ya estuvo enamorado de ella.