ya que no escucharon tus mandatos. Tú nos has destinado al saqueo, a la cautividad y a la muerte, de manera que pasamos a ser la burla de las naciones paganas entre las cuales nos has dispersado.
Todas tus sentencias, Señor, son justas cuando decides castigar mis pecados y los de mis padres, porque no hemos cumplido tus mandatos ni hemos obedecido sinceramente tus órdenes.
Aquel mismo dÃa, en Ecbátana de Media, Sara, hija de Ragüel, fue insultada en forma semejante por unas jóvenes sirvientas de su padre.
HabÃa tenido siete maridos, pero el mal demonio Asmodeo los habÃa muerto antes de que hubiera tenido relaciones maritales. Las muchachas decÃan a Sara: «Tú eres la que ahogas a tus maridos. Ya has tenido siete, pero de ninguno has disfrutado.
Oró entonces extendiendo sus manos hacia la ventana: «¡Bendito seas, Señor, mi Dios, y bendito sea tu Nombre santo y glorioso por los siglos! Que tus obras te bendigan por siempre.
Hacia ti vuelvo mi rostro y mis ojos:
ordena que me libren de este mundo para que no escuche más insultos.
Tú sabes, Señor, que soy pura de todo contacto de hombres