Behold, what manner of love the Father hath bestowed upon us, that we should be called the sons of God: therefore the world knoweth us not, because it knew him not.
El sacerdote principal Eliasib y sus hermanos, los sacerdotes, se encargaron de construir la Puerta de las Ovejas. La hicieron, colocaron sus hojas y continuaron hasta la torre de Jananeel.
Al lado de ellos trabajaron los de Jericó, y más allá Zacur, hijo de Emrí.
De la Puerta de los Peces se encargaron los hijos de Sena. La armaron y fijaron sus hojas, barras y goznes.
A continuación reconstruyó Mesulam, hijo de Berequías, hijo de Mesezabel, y a su lado reparó Sadoc, hijo de Baaná.
Al lado de éstos trabajaron los habitantes de Tecoa, pero sus notables no quisieron cooperar en la empresa en servicio de su Señor.
La Puerta Vieja fue reparada por Joyada, hijo de Paseaj, y Mesulam, hijo de Besodías. Ellos armaron y colocaron la puerta con sus cerraduras y barras.
Después de éstos, trabajaron Melatías de Gabaón y Yadón de Meronot, así como los de Gabaón y de Mizpá, al lado de la casa del gobernador de la provincia.
A su lado trabajó Uziel, miembro del gremio de los orfebres, y después Jonanías, del gremio de los perfumistas: ellos reconstruyeron Jerusalén hasta la muralla ancha.
A continuación trabajó Refaías, hijo de Jur, jefe de la mitad del distrito de Jerusalén.
Después Yedaías, hijo de Jarumaf, delante de su casa; después Jattus, hijo de Hasabnías.
Malquías, hijo de Jarim, y Jasub, hijo de Pajat-Moab, repararon la parte siguiente, hasta la torre de los Hornos.
A continuación de éstos trabajó en la reparación, con sus hijas, Salum, hijo de Joloze, jefe de la mitad del distrito de Jerusalén.
Hanún y los habitantes de Zanoaj repararon la Puerta del Valle; la construyeron, fijaron sus hojas, barras y bisagras, e hicieron quinientos metros de muralla, hasta la Puerta del Basural.
La Puerta del Basural la reparó Malquías, hijo de Rekab, jefe del distrito de Betakerem, con sus hijos; fijó sus hojas, barras y bisagras.
La Puerta de la Fuente la reparó Salum, hijo de Col José, jefe del distrito de Mizpá; la construyó, la cubrió y fijó sus hojas, barras y bisagras. También restauró el muro del depósito de agua de Siloé, que está junto a la huerta del rey, hasta las escaleras que bajan de la ciudad de David.
Después de él, Nehemías, hijo de Azbuc, jefe de la mitad del distrito de Bet-Sur, reparó hasta enfrente de la tumba de David, hasta el depósito artificial de agua y hasta la casa de los Valientes.
A continuación trabajaron los levitas: Rejum, hijo de Baní, y a su lado, Jasavías, jefe de la mitad del distrito de Queilá, en su distrito;
después sus hermanos: Binuy, hijo de Jenadad, jefe de la mitad del distrito de Queilá;
luego Ezer, hijo de Josué, jefe de Mizpá, reparó otra sección, frente a la subida del arsenal, en el ángulo.
Después de él, Baruc, hijo de Zabbay, reparó otro sector, desde el ángulo hasta la puerta de la casa del sumo sacerdote Elyasib.
A continuación de él, Meremot, hijo de Urías, hijo de Acos, reparó otro sector, desde la puerta de la casa de Elyasib hasta el término de la misma.
Después de éste trabajaron los sacerdotes de este sector.
A continuación de ellos, Benjamín y Jasub repararon frente a sus casas. Después, Azarías, hijo de Maasías, hijo de Ananías, reparó junto a su casa.
Después de él, Binuy, hijo de Jenadad, reparó otro trozo desde la casa de Azarías hasta el ángulo y la esquina.
Luego Palal, hijo de Uzay, reparó enfrente del ángulo y de la torre superior que se destaca de la casa del rey, cerca del patio de la cárcel. Después de él Pedaías, hijo de Parós,
reparó hasta la Puerta de las Aguas, al oriente y hasta delante de la torre saliente.
A continuación los de Tecoa repararon otro sector frente a la torre grande saliente hasta el muro de Ofel.
Desde la Puerta de los Caballos repararon los sacerdotes, cada uno frente a su casa.
Después de ellos reparó Sadoq, hijo de Immer, frente a su casa.
Después de él reparó Semaías, hijo de Sekanías, guardián de la puerta oriental. A continuación, Mesulam, hijo de Berequías, frente a su casa.
Después, Malquías, del gremio de los orfebres, reparó hasta la casa de los ayudantes y de los comerciantes, frente a la Puerta de la Mifquad, hasta la cámara alta del ángulo.
Y lo que quedaba entre la cámara alta del ángulo y la Puerta de las Ovejas lo repararon los orfebres y los comerciantes.
Cuando Sambalat se enteró de que estábamos reconstruyendo la muralla, se enojó.
Se burlaba de los judíos y decía delante de sus hermanos y de los señores de Samaria: «¿Qué pretenden hacer esos miserables judíos? ¿Acaso van a construir, terminar y celebrar la inauguración en un día? ¿Creen acaso dar vida a esas piedras calcinadas, sacadas de montones de escombros?»
Tobías, el amonita, que estaba a su lado, dijo: «Déjenlos que construyan; pues cualquier zorro echará abajo su muralla.»
¡Escucha, Dios nuestro, porque somos despreciados! ¡Haz que caiga su insulto sobre su cabeza y entrégalos al desprecio en un país donde estén desterrados!
No pases por alto sus insultos, ni su pecado sea borrado en tu presencia, porque han ofendido a los que edificaban.
El pueblo trabajaba de todo corazón y llegamos a terminar la muralla hasta media altura.