Ocupen el sitio que les corresponde en el santuario según los grupos de sus casas paternas y el orden establecido en la tribu de Levà para estar a disposición de sus hermanos, la gente del pueblo.
JosÃas reservó para la gente del pueblo corderos y cabritos en número de treinta mil, todos ellos como vÃctimas pascuales, para cuantos se hallaban presentes, y tres mil bueyes. Todo ello de la hacienda del rey.
KononÃas, SemaÃas y Natanael, su hermano, y JasabÃas, Jeiel y Josabad, jefes de los levitas, reservaron para los levitas cinco mil corderos pascuales y quinientos bueyes.
Preparado asà el servicio, los sacerdotes ocuparon sus puestos, lo mismo los levitas, según sus clases, conforme a la orden del rey.
Se inmolaron las vÃctimas pascuales, y mientras los sacerdotes por su propia mano rociaban con la sangre, los levitas las desollaban.
Asaron la Pascua al fuego, según el ritual; cocieron las cosas sagradas en ollas, calderas y cazuelas, y las repartieron con rapidez entre la gente del pueblo.
JeremÃas compuso un canto fúnebre sobre JosÃas, y todos los cantores y cantoras hablan todavÃa hoy de JosÃas en sus cantos fúnebres, lo cual se ha hecho costumbre en Israel. Están escritos entre las Lamentaciones.