Ajab, rey de Israel, dijo a Josafat, rey de Judá: «¿Quieres marchar conmigo contra Ramot de Galaad?» Le contestó: «Somos uno solo yo y tú. Tanto mi pueblo como el tuyo estaremos contigo en la batalla.»
El rey de Israel llamó a un eunuco y le dijo: «Trae en seguida a Miqueas, hijo de Jimlá.»
El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada cual en su trono, vestidos de gala, en el terreno que hay a la entrada de la puerta de Samaria, mientras que todos los profetas profetizaban delante de ellos.
El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, subieron contra Ramot de Galaad.
El rey de Israel dijo a Josafat: «Yo voy a disfrazarme para ir a la pelea, mientras tú te pondrás tus vestidos.» El rey de Israel se disfrazó y asà empezaron a pelear.
Ahora bien, el rey de Aram habÃa ordenado a los jefes de sus carros de guerra: «No ataquen a nadie, ni a los grandes ni a los chicos, tan sólo al rey de Israel.»
Pero el combate se puso más duro, de modo que tuvieron que sostener al rey en pie en su carro de guerra frente a los arameos hasta la tarde; a la caÃda del sol, murió.