Eliseo dijo a la mujer cuyo hijo había resucitado: «Levántate y vete con tu familia a vivir a otra parte, donde mejor te parezca, porque Yavé ha llamado el hambre y viene ya sobre el país para siete años.»
La mujer hizo lo que le había dicho el varón de Dios; se fue con su familia al país de los filisteos y permaneció allí siete años.
Al cabo de siete años, regresó la mujer a su país y acudió al rey para que le devolvieran su casa y sus campos.
El rey estaba hablando con Guejazí, el muchacho del hombre de Dios, y le decía: «Cuéntame todas las cosas maravillosas que ha hecho Eliseo.»
Mientras le estaba contando cómo había resucitado a un muerto, compareció la mujer, cuyo hijo había resucitado, reclamando al rey su casa y sus campos. Guejazí dijo: «Esta es, mi señor, aquella mujer y éste es su hijo, al que resucitó Eliseo.»
El rey le preguntó sobre el hecho y ella se lo contó. Inmediatamente el rey mandó con ella a un oficial del palacio, a quien le dijo: «Haz que le devuelvan todo lo que le pertenece con todo lo que han producido sus campos desde el día que ella partió hasta hoy.»
Eliseo se fue a Damasco. Ben-Hadad, rey de Aram, estaba enfermo y le dieron este aviso: «El hombre de Dios ha venido hasta aquí.»
El rey dijo a Jazael: «Vete donde el hombre de Dios para consultar a Yavé por su medio, y que yo sepa si sobreviviré a esta enfermedad. Pero lleva contigo un buen regalo.»
Jazael fue donde Eliseo, llevando consigo todo lo mejor que se podía encontrar en Damasco; cuarenta camellos llevaban este regalo. Al llegar junto a Eliseo, le dijo: «Tu hijo, Ben-Hadad, rey de Aram, me ha enviado a ti para preguntarte: ¿Sobreviviré de esta enfermedad?»
Eliseo le contestó: «Ve y dile que su enfermedad no es mortal, pero Yavé me ha hecho saber que con toda certeza morirá.»
Entonces se inmovilizaron las facciones del hombre de Dios, quedándose rígido, y empezó a llorar.
Jazael le preguntó: «¿Por qué lloras, mi señor?» Le respondió: «Porque acabo de ver el mal que harás a los hijos de Israel: pasarás a fuego sus fortalezas, matarás a espada a sus jóvenes, aplastarás a sus niños y abrirás el vientre a sus mujeres embarazadas.»
Jazael le dijo: «¿Quién soy yo, tu siervo, para cumplir tales hazañas?» Eliseo respondió: «Acabo de tener una visión: Yavé hizo que te viera rey de Aram.»
Jazael se despidió de Eliseo y fue donde su señor. Este le preguntó: «¿Qué te ha dicho Eliseo?» Le respondió: «Me ha dicho con toda certeza que sobrevivirás.»
Pero, a la mañana siguiente, Jazael tomó una manta, la empapó de agua y la apretó sobre el rostro del rey hasta que murió, y le sucedió como rey de Aram.
Joram, hijo de Josafat, rey de Judá, comenzó a reinar el año quinto de Joram, rey de Israel.
Tenía treinta y dos años cuando empezó a reinar y reinó ocho años en Jerusalén.
Siguió los pasos de los reyes de Israel y actuó en todo como la familia de Ajab; es que se había casado con una hija de Ajab y, debido a esto, se portó muy mal con Yavé.
Sin embargo, Yavé no quiso exterminar a Judá por amor a su siervo David, según la promesa que le había hecho de mantener siempre encendida su lámpara, lo que se refería a sus hijos.
En su tiempo se rebelaron los edomitas contra la dominación de Judá y se proclamaron un rey.
Fue Joram a atacar la ciudad de Saír con todos sus carros de guerra. Ahí, atacando de noche, logró escapar a los edomitas que lo tenían cercado a él y a los jefes de los carros, pero los israelitas se habían dispersado.
Así se rebeló Edom contra Judá hasta el día de hoy. Por aquel tiempo se rebeló también la ciudad de Libná.
Lo demás, referente a Joram y todo lo que hizo, está escrito en el libro de las Crónicas de los reyes de Judá.
Cuando murió Joram, lo sepultaron con sus padres en la ciudad de David, y su hijo Ocozías le sucedió.
Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá, comenzó a reinar el año doce de Joram, rey de Israel.
Ocozías tenía veintidós años cuando comenzó a reinar y reinó un año en Jerusalén. Su madre era Atalía, hija de Omrí, rey de Israel.
Siguió los pasos de Ajab y se portó mal con Yavé, como los de la familia de Ajab, porque había emparentado con Ajab.
Partió con Joram, hijo de Ajab, para hacer la guerra a Jazael, rey de Aram, en Ramot de Galaad. Pero los arameos dejaron herido a Joram,
y regresó de Ramot a Jezrael para mejorar de sus heridas; poco tiempo después, Ocozías, rey de Judá, vino a visitar a Jezrael mientras se recuperaba.