Estuvieron el rey de Israel, el de Judá y el de Edom dando la vuelta durante siete dÃas, y faltó el agua para los soldados y para los animales de carga que los seguÃan.
Se apoderarán de todas las ciudades fortificadas, cortarán todo árbol frutal, taparán todos los manantiales y echarán piedras en todo campo arado.»
Por la mañana, a la hora en que se ofrece el sacrificio, el agua vino del camino de Edom y todo el campo se empapó de agua.
En cuanto a los moabitas, al saber que los reyes venÃan a atacarlos, reunieron a todos los hombres en edad de manejar la espada y se apostaron en la frontera.
Y los moabitas se dijeron: «Miren la sangre; seguramente los reyes se han vuelto uno contra otro y se han matado entre ellos. ¡Vamos, pues, a recoger el botÃn!»
Al ver el rey de Moab que lo superaban sus enemigos, reunió setecientos guerreros e intentó romper el cerco frente al rey de Edom. Pero no lo lograron.