Pero el rey de Asur descubrió que Oseas lo traicionaba, ya que habÃa enviado mensajeros a So, rey de Egipto,y no le pagaba los impuestos como lo venÃa haciendo cada año. Salmanasar lo hizo detener y luego encarcelar.
En el noveno año de Oseas, el rey de Asiria tomó Samaria, desterró a los israelitas a Asur y los estableció en Jalaj, a orillas del Jabor, rÃo de Gozán, y en las ciudades de los medos.
El rey de Asur hizo venir pobladores de Babilonia, de Cutá, de Avá, de Jamat y de Sefarvayim, y los ubicó en las ciudades de Samaria, en lugar de los israelitas. Esta gente ocupó el paÃs de Samaria y permaneció en sus ciudades.
Entonces el rey de Asur dio esta orden: «Que vuelva allá uno de los sacerdotes que hemos desterrado de Samaria; que vaya a vivir con aquella gente y que les enseñe la manera de honrar al Dios de aquella tierra.»
Asà y todo, cada uno de aquellos pueblos se fabricó su dios, que colocaron en los santuarios de las lomas que habÃan edificado los samaritanos; cada uno de estos pueblos puso a su dios en la ciudad donde habitaba:
los babilonios se hicieron un Sucot; los habitantes de Cutá se hicieron un Nergal; los habitantes de Jamat, un Asima;
los de Avá, un Nimjaz y un Tartac. En cuanto a los de Sefarvayim, consumÃan por el fuego a sus hijos en honor de Adarmelec y Anamelec, sus dioses.
Guardarán los preceptos, las decisiones, la Ley y los mandamientos que les di por escrito; ustedes los cumplirán todos los dÃas y no adorarán a dioses extranjeros.
No olviden la alianza que hice con ustedes y no adoren a dioses extranjeros,