Nabot le respondió: «LÃbreme Dios de que vaya yo a dar la herencia de mis padres.»
Ajab, pues, se fue a su casa triste y enojado por la respuesta de Nabot, que querÃa guardar la herencia de sus padres. Se acostó sin querer comer y con la cara hacia la pared.
El le respondió: «Estuve conversando con Nabot para que me vendiera su viña o si preferÃa me la cambiara por otra viña más buena, pero me respondió: No quiero dártela.»
Enviaron a decir a Jezabel: «Nabot fue apedreado y murió. »
Cuando Jezabel oyó que Nabot habÃa sido apedreado y muerto, dijo a Ajab: «Levántate y toma posesión de la viña de Nabot, el de Jezrael, que no te la quiso vender por dinero, pues ya no vive, ha muerto.»
Apenas escuchó Ajab que Nabot habÃa muerto, se levantó y bajó a la viña de Nabot para tomar posesión de ella.
Tu descendencia desaparecerá como la de Jeroboam y la de Basá, porque arrastraste a tu pueblo al pecado y a mà me has enojado. Tus hijos no serán sepultados.
A los de tu familia que mueran en la ciudad se los comerán los perros y a los que mueran en el campo se los comerán las aves de rapiña.