But the God of all grace, who hath called us unto his eternal glory by Christ Jesus, after that ye have suffered a while, make you perfect, stablish, strengthen, settle you.
AdonÃas, hijo de Jaguit, ambicionaba suceder a su padre. Por esto se habÃa conseguido un carro tirado por caballos, y andaba rodeado de cincuenta hombres.
Su padre, sin embargo, nunca le habÃa llamado la atención porque hacÃa eso. Es que tenÃa muy buena presencia, siendo hermano menor de Absalón.
Se puso al habla con Joab, hijo de Sarvia, y con el sacerdote Abiatar, ganándoselos para su causa.
En cambio, el sacerdote Sadoc, BanaÃas, hijo de Yoyada, el profeta Natán, SemeÃ, Reà y los valientes de la guardia de David no estaban con AdonÃas.
Cierto dÃa, AdonÃas hizo un sacrificio de corderos, bueyes y terneros gordos, cerca de la piedra de Zojelat, que está junto a la fuente Roguel. Invitó a todos los hijos del rey, sus hermanos, y a todos los funcionarios reales nacidos en Judá;
pero no invitó al profeta Natán, ni a BanaÃas, ni a los valientes de la guardia, ni a su hermano Salomón.
Pues bien, sin que tú lo sepas, AdonÃas se ha proclamado rey.
Hizo un gran sacrificio de toros, terneros gordos y corderos, al cual invitó a todos los hijos del rey, al sacerdote Abiatar, al general Joab, pero no a mi hijo Salomón.
No habÃa terminado de hacer esta pregunta, cuando se presentó Jonatán, hijo de Abiatar. Al verlo, AdonÃas le dijo: «¡A ver!, tú que eres un hombre honrado nos traerás seguramente buenas noticias.»
Al oÃr esto, todos los invitados de AdonÃas se pusieron a temblar de miedo y, levantándose, se fueron cada uno por su lado.
AdonÃas, temiendo que Salomón le hiciera algo, fue a refugiarse al lado del altar.
Avisaron a Salomón que AdonÃas se habÃa agarrado a los cuernos del altar y habÃa dicho: «Que el rey Salomón me jure, hoy mismo, que no me mandará apuñalar.»
Salomón, en respuesta, exclamó: «Si se porta como un hombre honrado, no caerá en tierra ni uno solo de sus cabellos; pero si comete alguna falta, morirá.»
El rey ordenó que lo sacaran de donde estaba y que fuera a verlo. Cuando lo tuvo en su presencia le dijo: «Márchate a tu casa tranquilo.»