Abner se enojó mucho por estas palabras y respondió: «¿Soy yo un perro? Yo me he portado muy bien con la familia de Saúl, tu padre, con sus hermanos y amigos, y no te he entregado en manos de David. Y ahora, ¿me reprochas por una mujer?
Abner, acompañado de veinte de sus hombres, fue a visitar a David en Hebrón. David les ofreció un banquete.
Luego Abner dijo a David: «Ahora quiero irme, pues voy a poner a todo Israel de tu parte, oh señor, mi rey. Ellos harán una alianza contigo y tú reinarás según lo deseas.» David despidió a Abner, que se fue en paz.
¿Acaso no lo conoces? Seguro que vino a engañarte, a conocer tus planes y saber todo lo que haces.»
Inmediatamente salió Joab y envió mensajeros tras Abner, y sin que lo supiera David, lo hizo regresar del Pozo de Sirá.
Abner, entonces, volvió a Hebrón. A la entrada de la ciudad, Joab lo llevó aparte, como para hablarle confidencialmente, y allà lo hirió mortalmente en el estómago, para vengar asà la muerte de su hermano Asael.
No tenÃas tus manos atadas ni estaban tus pies encadenados; has caÃdo vÃctima de criminales.»
Y todo el pueblo comenzó otra vez a llorar por Abner. Más tarde, todo el mundo rogaba a David que comiera algo mientras era de dÃa, pero David dijo: «Que Dios me maldiga si, antes de ponerse el sol, pruebo pan o cualquier cosa.»
A nadie de los presentes le disgustó esto; muy por el contrario, pues encontraban bien todo lo que el rey hacÃa.
Aquel dÃa se convenció todo el pueblo y todo Israel que el rey no habÃa participado en la muerte de Abner.
El rey dijo a sus servidores: «¿No se dan cuenta de que hoy ha muerto en Israel un jefe, un gran hombre?