Paul, an apostle of Jesus Christ by the will of God, and Timothy our brother, unto the church of God which is at Corinth, with all the saints which are in all Achaia:
Si la mujer no quiere seguirte, quedarás libre de este juramento. Pero en ningún caso llevarás para allá a mi hijo.»
El mayordomo colocó su mano debajo del muslo de su patrón Abrahán, y le juró que cumplirÃa este encargo.
Luego el servidor escogió diez camellos entre los de su patrón y se puso en marcha, llevando todo lo mejor que poseÃa Abrahán. Y caminó hasta que alcanzara la ciudad de Najor, en el paÃs de Aram.
Era ya tarde, la hora en que las mujeres salen a buscar agua al pozo; hizo arrodillar a los camellos junto al pozo, en las afueras de la ciudad.
No habÃa terminado de orar, cuando salió Rebeca con su cántaro al hombro. Era la hija de Batuel, el hijo de Milcá, esposa de Najor, hermano de Abrahán.
La joven era muy bella y aún virgen, pues no habÃa tenido contacto con ningún hombre. Bajó a la fuente, llenó el cántaro y subió.
Entonces el hombre corrió a su encuentro y le dijo: «Por favor, dame un poco de agua de tu cántaro.»
Ella respondió: «Bebe, mi señor». Y bajando inmediatamente el cántaro sobre su mano le dio de beber.
Mientras tanto la joven corrió y contó a la casa de su madre todo lo sucedido.
Rebeca tenÃa un hermano llamado Labán.
Cuando vio el anillo y los brazaletes que llevaba su hermana, y oyó decir a Rebeca: «Esto me ha dicho ese hombre...», corrió a buscar al hombre que estaba de pie junto a los camellos, al lado del pozo.
Ni siquiera habÃa terminado de decir estas palabras en mi interior, cuando apareció Rebeca, con su cántaro al hombro, y bajó a la fuente para sacar agua.
Ellos le dijeron: «Llamemos entonces a la joven y pidámosle su parecer.»
Llamaron a Rebeca y le preguntaron: «¿Quieres irte con este hombre?» Contestó: «SÃ, me voy".
Entonces dejaron partir a su hermana Rebeca y a su nodriza con el servidor de Abrahán y sus hombres.
Y bendijeron a Rebeca, diciendo: «Hermana nuestra, ojalá des vida a multitudes, y que tus descendientes se impongan a sus enemigos.»
Entonces se levantó Rebeca con sus criadas, montaron en los camellos y siguieron a los hombres. Fue asà como el servidor de Abrahán se llevó a Rebeca.
Isaac acababa de volver del pozo de Lajay-Roi, pues estaba viviendo en el Negueb.
Al atardecer, como salÃa a dar un paseo por el campo, vio que se acercaban unos camellos.
El mayordomo contó a Isaac, todo lo que habÃa hecho.
Isaac llevó a Rebeca a la tienda que habÃa sido de su madre Sara. La hizo suya y fue su esposa. La amó y asà se consoló por la muerte de su madre.