Y David respondió al sacerdote Ahimelec: El rey me ha encomendado cierto asunto y me ha dicho: "Que no sepa nadie acerca del asunto por el cual te envÃo y que te he encomendado; y yo he citado a los jóvenes a cierto lugar."
Respondió el sacerdote a David, y dijo: No hay pan común a mano, pero hay pan consagrado; siempre que los jóvenes se hayan abstenido de mujer.
Y David respondió al sacerdote, y le dijo: Ciertamente las mujeres nos han sido vedadas; como anteriormente, cuando he salido en campaña, los cuerpos de los jóvenes se han mantenido puros, aunque haya sido un viaje profano; ¿cuánto más puros estarán sus cuerpos hoy?
Entonces el sacerdote le dio pan consagrado; porque allà no habÃa otro pan, sino el pan de la Presencia que habÃa sido quitado de delante del Señor para colocar pan caliente en su lugar al ser retirado.
Y uno de los siervos de Saúl estaba allà aquel dÃa, detenido delante del Señor; se llamaba Doeg edomita, jefe de los pastores de Saúl.
Y David dijo a Ahimelec: ¿No tienes aquà a mano una lanza o una espada? Pues no traje ni espada ni armas conmigo, porque el asunto del rey era urgente.
David tomó en serio estas palabras y temió grandemente a Aquis, rey de Gat.
Y se fingió demente ante sus ojos y actuaba como loco en medio de ellos; escribÃa garabatos en las puertas de la entrada y dejaba que su saliva le corriera por la barba.