Saúl tenÃa treinta años cuando comenzó a reinar, y reinó cuarentay dos años sobre Israel.
Saúl escogió para sà tres mil hombres de Israel, de los cuales dos mil estaban con Saúl en Micmas y en la región montañosa de Betel, y mil estaban con Jonatán en Geba de BenjamÃn. Y al resto del pueblo lo despidió cada uno a su tienda.
Y Jonatán hirió la guarnición de los filisteos que estaba en Geba, y lo supieron los filisteos. Entonces Saúl tocó la trompeta por toda la tierra diciendo: Oigan los hebreos.
Cuando los hombres de Israel vieron que estaban en un apuro (pues el pueblo estaba en gran aprieto), el pueblo se escondió en cuevas, en matorrales, en peñascos, en sótanos y en fosos.
me dije: "Ahora los filisteos descenderán contra mà en Gilgal, y no he implorado el favor del Señor." Asà que me vi forzado, y ofrecà el holocausto.
Y Samuel dijo a Saúl: Has obrado neciamente; no has guardado el mandamiento que el Señor tu Dios te ordenó, pues ahora el Señor hubiera establecido tu reino sobre Israel para siempre.
Pero ahora tu reino no perdurará. El Señor ha buscado para sà un hombre conforme a su corazón, y el Señor le ha designado como prÃncipe sobre su pueblo porque tú no guardaste lo que el Señor te ordenó.
Y Saúl, su hijo Jonatán y el pueblo que se hallaba con ellos, estaban situados en Geba de BenjamÃn, mientras los filisteos acampaban en Micmas.
Y salieron los merodeadores del campamento de los filisteos en tres compañÃas; una compañÃa se dirigió por el camino de Ofra, a la tierra de Sual,
otra compañÃa se dirigió por el camino de Bet-horón y la otra compañÃa se dirigió por el camino de la frontera que mira sobre el valle de Zeboim, hacia el desierto.
En toda la tierra de Israel no podÃa hallarse ningún herrero, pues los filisteos decÃan: No sea que los hebreos hagan espadas o lanzas.
Y todo Israel tenÃa que descender a los filisteos, cada cual para afilar la reja de su arado, su azuela, su hacha o su aguijada.
El precio era dos tercios de siclo por las rejas de arado, las azuelas, las horquillas, las hachas, y para arreglar las aguijadas.
Y sucedió que en el dÃa de la batalla, no habÃa espada ni lanza en mano de ninguna de la gente que estaba con Saúl y Jonatán, pero sà las habÃa en mano de Saúl y de su hijo Jonatán.
Y la guarnición de los filisteos salió hacia el paso de Micmas.