porque sus juicios son verdaderos y justos, pues ha juzgado a la gran ramera que corrompÃa la tierra con su inmoralidad, y ha vengado la sangre de sus siervos en ella.
Y dijeron por segunda vez: ¡Aleluya! El humo de ella sube por los siglos de los siglos.
Y oà como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas y como el sonido de fuertes truenos, que decÃa: ¡Aleluya! Porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina.
Y a ella le fue concedido vestirse de lino fino, resplandeciente y limpio, porque las acciones justas de los santos son el lino fino.
Y el ángel me dijo: Escribe: "Bienaventurados los que están invitados a la cena de las bodas del Cordero." Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.
Entonces caà a sus pies para adorarle. Y me dijo: No hagas eso; yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos que poseen el testimonio de Jesús; adora a Dios. Pues el testimonio de Jesús es el espÃritu de la profecÃa.
Y vi el cielo abierto, y he aquÃ, un caballo blanco; el que lo montaba se llama Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y hace la guerra.
Sus ojos son una llama de fuego, y sobre su cabeza hay muchas diademas, y tiene un nombre escrito que nadie conoce sino El.
Y está vestido de un manto empapado en sangre, y su nombre es: El Verbo de Dios.
De su boca sale una espada afilada para herir con ella a las naciones, y las regirá con vara de hierro; y El pisa el lagar del vino del furor de la ira de Dios Todopoderoso.
Y en su manto y en su muslo tiene un nombre escrito: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.
Y vi a un ángel que estaba de pie en el sol. Y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, congregaos para la gran cena de Dios,
para que comáis carne de reyes, carne de comandantes y carne de poderosos, carne de caballos y de sus jinetes, y carne de todos los hombres , libres y esclavos, pequeños y grandes.
Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que hacÃa señales en su presencia, con las cuales engañaba a los que habÃan recibido la marca de la bestia y a los que adoraban su imagen; los dos fueron arrojados vivos al lago de fuego que arde con azufre.
Y los demás fueron muertos con la espada que salÃa de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de sus carnes.