Los sacerdotes levitas, toda la tribu de LevÃ, no tendrán porción ni heredad con el resto de Israel; comerán de las ofrendas encendidas al Señor y de su porción.
Y no tendrán heredad entre sus hermanos; el Señor es su heredad, como les ha prometido.
Y este será el derecho de los sacerdotes de parte del pueblo, de los que ofrecen como sacrificio buey u oveja: darán para el sacerdote la espaldilla, las quijadas y el cuajar.
Le darás las primicias de tu grano, de tu mosto, de tu aceite y del primer esquileo de tus ovejas.
Y si un levita sale de alguna de tus ciudades, de cualquier parte de Israel en que resida, y llega con todo el deseo de su alma al lugar que el Señor escoja,
Comerán porciones iguales, excepto lo que reciban de la venta de sus patrimonios.
Cuando entres en la tierra que el Señor tu Dios te da, no aprenderás a hacer las cosas abominables de esas naciones.
No sea hallado en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni hechicerÃa, o sea agorero, o hechicero,
Porque cualquiera que hace estas cosas es abominable al Señor; y por causa de estas abominaciones el Señor tu Dios expulsará a esas naciones de delante de ti.
Serás intachable delante del Señor tu Dios.
Porque esas naciones que vas a desalojar escuchan a los que practican hechicerÃa y a los adivinos, pero a ti el Señor tu Dios no te lo ha permitido.
Esto es conforme a todo lo que pediste al Señor tu Dios en Horeb el dÃa de la asamblea, diciendo: "No vuelva yo a oÃr la voz del Señor mi Dios, no vuelva a ver este gran fuego, no sea que muera."
Y el Señor me dijo: "Bien han hablado en lo que han dicho.
"Pero el profeta que hable con presunción en mi nombre una palabra que yo no le haya mandado hablar, o que hable en el nombre de otros dioses, ese profeta morirá."
Y si dices en tu corazón: "¿Cómo conoceremos la palabra que el Señor no ha hablado?"