pues El dice: En el tiempo propicio te escuche, y en el dia de salvacion te socorri. He aquÃ, ahora es el tiempo propicio; he aquÃ, ahora es el dia de salvacion.
No dando nosotros en nada motivo de tropiezo, para que el ministerio no sea desacreditado,
sino que en todo nos recomendamos a nosotros mismos como ministros de Dios, en mucha perseverancia, en aflicciones, en privaciones, en angustias,
en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos,
en pureza, en conocimiento, en paciencia, en bondad, en el EspÃritu Santo, en amor sincero,
en la palabra de verdad, en el poder de Dios; por armas de justicia para la derecha y para la izquierda;
en honra y en deshonra, en mala fama y en buena fama; como impostores, pero veraces;
como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, y he aquÃ, vivimos; como castigados, pero no condenados a muerte;