Por tanto, os hago saber que nadie hablando por el EspÃritu de Dios, dice: Jesús es anatema; y nadie puede decir: Jesús es el Señor, excepto por el EspÃritu Santo.
Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el EspÃritu es el mismo.
Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.
Y hay diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que hace todas las cosas en todos.
Pero a cada uno se le da la manifestación del EspÃritu para el bien común.
Pues a uno le es dada palabra de sabidurÃa por el EspÃritu; a otro, palabra de conocimiento según el mismo EspÃritu;
a otro, fe por el mismo EspÃritu; a otro, dones de sanidad por el único EspÃritu;
a otro, poder de milagros; a otro, profecÃa; a otro, discernimiento de espÃritus; a otro, diversas clases de lenguas, y a otro, interpretación de lenguas.
Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo EspÃritu, distribuyendo individualmente a cada uno según la voluntad de El.
Pues por un mismo EspÃritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, ya judÃos o griegos, ya esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber del mismo EspÃritu.
Porque el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.
Si el pie dijera: Porque no soy mano, no soy parte del cuerpo, no por eso deja de ser parte del cuerpo.
Y si el oÃdo dijera: Porque no soy ojo, no soy parte del cuerpo, no por eso deja de ser parte del cuerpo.