Likewise the Spirit also helpeth our infirmities: for we know not what we should pray for as we ought: but the Spirit itself maketh intercession for us with groanings which cannot be uttered.
Y ciertodÃa Pedro y Juan subÃan al templo a la hora novena, la de la oración.
Y habÃa un hombre, cojo desde su nacimiento, al que llevaban y ponÃan diariamente a la puerta del templo llamada la Hermosa, para que pidiera limosna a los que entraban al templo.
Este, viendo a Pedro y a Juan que iban a entrar al templo, les pedÃa limosna.
y de un salto se puso en pie y andaba. Entró al templo con ellos caminando, saltando y alabando a Dios.
Todo el pueblo lo vio andar y alabar a Dios,
y reconocieron que era el mismo que se sentaba a la puerta del templo, la Hermosa, a pedir limosna, y se llenaron de asombro y admiración por lo que le habÃa sucedido.
Pero Dios ha cumplido asà lo que anunció de antemano por boca de todos los profetas: que su Cristo deberÃa padecer.
Por tanto, arrepentÃos y convertÃos, para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que tiempos de refrigerio vengan de la presencia del Señor,
y El envÃe a Jesús, el Cristo designado de antemano para vosotros,
a quien el cielo debe recibir hasta el dÃa de la restauración de todas las cosas, acerca de lo cual Dios habló por boca de sus santos profetas desde tiempos antiguos.
Vosotros sois los hijos de los profetas y del pacto que Dios hizo con vuestros padres, al decir a Abraham: Y en tu simiente seran benditas todas las familias de la tierra.
Para vosotros en primer lugar, Dios, habiendo resucitado a su Siervo, le ha enviado para que os bendiga, a fin de apartar a cada uno de vosotros de vuestras iniquidades.