Have not I commanded thee? Be strong and of a good courage; be not afraid, neither be thou dismayed: for the LORD thy God is with thee whithersoever thou goest.
Y ellos, cuando lo oyeron, glorificaban a Dios y le dijeron: Hermano, ya ves cuántos miles hay entre los judÃos que han creÃdo, y todos son celosos de la ley;
Pero en cuanto a los gentiles que han creÃdo, nosotros les hemos escrito, habiendo decidido que deben abstenerse de lo sacrificado a los Ãdolos, de sangre, de lo estrangulado y de fornicación.
Entonces Pablo tomó consigo a los hombres, y al dÃa siguiente, purificándose junto con ellos, fue al templo, notificando de la terminación de los dÃas de purificación, hasta que el sacrificio se ofreciera por cada uno de ellos.
Cuando estaban para cumplirse los siete dÃas, los judÃos de Asia, al verlo en el templo, comenzaron a incitar a todo el pueblo, y le echaron mano,
gritando: ¡Israelitas, ayudadnos! Este es el hombre que enseña a todos, por todas partes, contra nuestro pueblo, la ley y este lugar; además, incluso ha traÃdo griegos al templo, y ha profanado este lugar santo.
Se alborotó toda la ciudad, y llegó el pueblo corriendo de todas partes; apoderándose de Pablo lo arrastraron fuera del templo, y al instante cerraron las puertas.
Inmediatamente tomó consigo algunos soldados y centuriones, y corrió hacia ellos; cuando vieron al comandante y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo.
¿Entonces tú no eres el egipcio que hace tiempo levantó una revuelta, y sacó los cuatro mil hombres de los asesinos al desierto?
Pablo respondió: Yo soy judÃo de Tarso de Cilicia, ciudadano de una ciudad no sin importancia; te suplico que me permitas hablar al pueblo.
Cuando el comandante le concedió el permiso, Pablo, de pie sobre las gradas, hizo señal al pueblo con su mano, y cuando hubo gran silencio, les habló en el idioma hebreo, diciendo: