Porque ni aun el Padre juzga a nadie, sino que todo juicio se lo ha confiado al Hijo,
para que todos honren al Hijo asà como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.
En verdad, en verdad os digo: el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida.
En verdad, en verdad os digo que viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que oigan vivirán.
Pero el testimonio que yo recibo no es de hombre; mas digo esto para que vosotros seáis salvos.
El era la lámpara que ardÃa y alumbraba, y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz.
Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha dado para llevar a cabo, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mÃ, de que el Padre me ha enviado.