Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
O suponed que a uno de vosotros que es padre, su hijo le pide pan; ¿acaso le dará una piedra? O si le pide un pescado; ¿acaso le dará una serpiente en lugar del pescado?
O si le pide un huevo; ¿acaso le dará un escorpión?
Y sucedió que mientras decÃa estas cosas, una de las mujeres en la multitud alzó su voz y le dijo: ¡Dichosa la matriz que te concibió y los senos que te criaron!
Pero El dijo: Al contrario, dichosos los que oyen la palabra de Dios y la guardan.
Como la multitud se aglomeraba, comenzó a decir: Esta generación es una generación perversa; busca señal, y ninguna señal se le dará, sino la señal de Jonás.
La Reina del Sur se levantará en el juicio con los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino desde los confines de la tierra para oÃr la sabidurÃa de Salomón; y mirad, algo más grande que Salomón está aquÃ.
Los hombres de NÃnive se levantarán en el juicio con esta generación y la condenarán, porque ellos se arrepintieron con la predicación de Jonás; y mirad, algo más grande que Jonás está aquÃ.
Nadie, cuando enciende una lámpara, la pone en un sótano ni debajo de un almud, sino sobre el candelero, para que los que entren vean la luz.
Mira, pues, que la luz que en ti hay no sea oscuridad.
Asà que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, sin tener parte alguna en tinieblas, estará totalmente iluminado como cuando la lámpara te alumbra con sus rayos.
Cuando el fariseo vio esto, se sorprendió de que Jesús no se hubiera lavado primero antes de comer, según el ritual judÃo .
Pero el Señor le dijo: Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de afuera del vaso y del plato; pero por dentro estáis llenos de robo y de maldad.
Dad más bien lo que está dentro como obra de caridad, y entonces todo os será limpio.
Mas ¡ay de vosotros, fariseos!, porque pagáis el diezmo de la menta y la ruda y toda clase de hortaliza, y sin embargo pasáis por alto la justicia y el amor de Dios; pero esto es lo que debÃais haber practicado sin descuidar lo otro.
¡Ay de vosotros, fariseos!, porque amáis los primeros asientos en las sinagogas y los saludos respetuosos en las plazas.
¡Ay de vosotros!, porque sois como sepulcros que no se ven, sobre los que andan los hombres sin saberlo.
para que la sangre de todos los profetas, derramada desde la fundación del mundo, se le cargue a esta generación,
desde la sangre de Abel hasta la sangre de ZacarÃas, que pereció entre el altar y la casa de Dios; sÃ, os digo que le será cargada a esta generación."