Y el pueblo comenzó a quejarse en la adversidad a oÃdos del Señor; y cuando el Señorlo oyó, se encendió su ira, y el fuego del Señor ardió entre ellos y consumió un extremo del campamento.
Pero dos hombres habÃan quedado en el campamento; uno se llamaba Eldad, y el otro se llamaba Medad. Y el EspÃritu reposó sobre ellos (ellos estaban entre los que se habÃan inscrito, pero no habÃan salido a la tienda), y profetizaron en el campamento.
Y salió de parte del Señor un viento que trajo codornices desde el mar y las dejó caer junto al campamento, como un dÃa de camino de este lado, y un dÃa de camino del otro lado, por todo alrededor del campamento, y como dos codos de espesor sobre la superficie de la tierra.
Y el pueblo estuvo levantado todo el dÃa, toda la noche, y todo el dÃa siguiente, y recogieron las codornices (el que recogió menos, recogió diez homeres), y las tendieron para sà por todos los alrededores del campamento.
Pero mientras la carne estaba aún entre sus dientes, antes que la masticaran, la ira del Señor se encendió contra el pueblo, y el Señor hirió al pueblo con una plaga muy mala.
Por eso llamaron a aquel lugar Kibrot-hataava, porque allà sepultaron a los que habÃan sido codiciosos.
Y de Kibrot-hataava el pueblo partió para Hazerot, y permaneció en Hazerot.