"He aquÃ, Asiria era un cedro en el LÃbano de hermosas ramas y frondoso, de sombra abundante y de elevada estatura, y su copa estaba entre las nubes.
"Las aguas lo hicieron crecer y las corrientes profundas lo encumbraron; con sus rÃos se extendÃa en torno al lugar donde estaba plantado, y enviaba sus corrientes a todos los árboles del campo.
"En sus ramas anidaban todas las aves del cielo, bajo su ramaje parÃan todas las bestias del campo, y a su sombra habitaban todas las grandes naciones.
"Era, pues, hermoso en su grandeza, por la extensión de sus ramas; porque sus raÃces estaban junto a muchas aguas.
'Y extranjeros, los más crueles de entre las naciones, lo han derribado y abandonado; sobre los montes y en todos los valles han caÃdo sus ramas, y su ramaje ha sido quebrado en todas las barrancas de la tierra; todos los pueblos de la tierra se han retirado de su sombra y lo han abandonado.
'Sobre sus ruinas habitarán todas las aves del cielo, y sobre su ramaje derribado estarán todas las bestias del campo,
para que no se exalten en su altura ninguno de los árboles junto a las aguas, ni alcen su copa entre las nubes, ni confÃen en su altura sus poderosos bien regados. Porque todos han sido entregados a la muerte, a las profundidades de la tierra, entre los hijos de los hombres, con los que descienden a la fosa.'