Y SedequÃas, hijo de JosÃas, a quien Nabucodonosor, rey de Babilonia, habÃa hecho rey en la tierra de Judá, reinó en lugar de ConÃas, hijo de Joacim.
Y el rey SedequÃas envió a Jucal, hijo de SelemÃas, y al sacerdote SofonÃas, hijo de MaasÃas, a decir al profeta JeremÃas: Ruega ahora por nosotros al Señor nuestro Dios.
Y JeremÃas entraba y salÃa en medio del pueblo, porque todavÃa no lo habÃan puesto en la cárcel.
Y los oficiales se enojaron contra JeremÃas y lo azotaron, y lo encarcelaron en la casa del escriba Jonatán, la cual habÃan convertido en prisión.
Entró, pues, JeremÃas en el calabozo, es decir, en la celda abovedada; allà permaneció JeremÃas muchos dÃas.
Y el rey SedequÃas envió a sacarlo, y en su palacio el rey le preguntó secretamente, y le dijo: ¿Hay palabra del Señor? Y JeremÃas respondió: La hay. Y añadió: En manos del rey de Babilonia serás entregado.
¿Dónde, pues, están vuestros profetas que os profetizaban, diciendo: "El rey de Babilonia no vendrá contra vosotros, ni contra esta tierra"?
Mas ahora, te ruego que escuches, oh rey mi señor; venga ahora mi súplica delante de ti, y no me hagas volver a la casa del escriba Jonatán, no sea que muera yo allÃ.
Entonces el rey SedequÃas ordenó que pusieran a JeremÃas en el patio de la guardia y le dieran una torta de pan al dÃa de la calle de los panaderos, hasta que se acabara todo el pan en la ciudad. Y permaneció JeremÃas en el patio de la guardia.