De nuevo plantarás viñas en los montes de Samaria; los plantadores las plantarán y las disfrutarán.
Porque habrá un dÃa en que clamarán los guardas en la región montañosa de EfraÃn: "Levantaos y subamos a Sion, al Señor nuestro Dios."
Porque asà dice el Señor: Gritad con alegrÃa por Jacob, y dad voces por la primera de las naciones; proclamad, dad alabanza, y decid: "Oh Señor, salva a tu pueblo, al remanente de Israel."
OÃd, naciones, la palabra del Señor, anunciad en las costas lejanas, y decid: El que dispersó a Israel lo reunirá, y lo guardará como un pastor a su rebaño.
Vendrán y gritarán de júbilo en lo alto de Sion, y radiarán de gozo por la bondad del Señor: por el grano, por el vino y por el aceite, y por las crÃas de las ovejas y de las vacas. Su alma será como huerto regado, y nunca más languidecerán.
Asà dice el Señor: Se oye una voz en Ramá, lamento y llanto amargo. Raquel llora por sus hijos; rehúsa ser consolada, por sus hijos que ya no existen.
Asà dice el Señor: Reprime tu voz del llanto, y tus ojos de las lágrimas; hay pago para tu trabajo--declara el Señor--, pues volverán de la tierra del enemigo.
Y hay esperanza para tu porvenir--declara el Señor--, los hijos volverán a su territorio.
Ciertamente he oÃdo a EfraÃn lamentarse: "Me has castigado, y castigado fui como becerro indómito. Hazme volver para que sea restaurado, pues tú, Señor, eres mi Dios.
Levanta para ti señales, coloca para ti majanos; presta atención a la calzada, al camino que anduviste. Vuelve, virgen de Israel, vuelve a estas tus ciudades.
¿Hasta cuándo andarás errante, hija infiel? Porque el Señor ha creado algo nuevo en la tierra: la mujer rodeará al hombre.
He aquÃ, vienen dÃas--declara el Señor-- en que la ciudad será reedificada para el Señor, desde la torre de Hananeel hasta la puerta del Angulo.
Y el cordel de medir saldrá más allá, directamente hasta la colina de Gareb, y girará hasta Goa.
Y todo el valle de los cadáveres y de las cenizas, y todos los campos hasta el arroyo Cedrón, hasta la esquina de la puerta de los Caballos hacia el oriente, serán santos al Señor. La ciudad no será arrancada ni derribada nunca jamás.