Asà dice el Señor: Desciende a la casa del rey de Judá y habla allà esta palabra,
y di: "Escucha la palabra del Señor, oh rey de Judá, que te sientas sobre el trono de David, tú, tus siervos y tu pueblo, los que entran por estas puertas.
'Porque si en verdad observáis este mandato, entonces entrarán reyes por las puertas de esta casa, y se sentarán en el lugar de David, en su trono; entrarán montados en carros y caballos, el rey, sus siervos y su pueblo.
Porque asà dice el Señor acerca de Salum, hijo de JosÃas, rey de Judá, que reinó en lugar de su padre JosÃas, y que salió de este lugar: Nunca más volverá aquÃ;
sino que en el lugar adonde lo llevaron cautivo, allà morirá, y no verá más esta tierra.
Ay del que edifica su casa sin justicia y sus aposentos altos sin derecho, que a su prójimo hace trabajar de balde y no le da su salario.
A todos tus pastores arrasará el viento, y tus amantes irán al cautiverio; entonces ciertamente serás avergonzada y humillada a causa de toda tu maldad.
Tú que moras en el LÃbano, anidada en los cedros, ¡cómo gemirás cuando te vengan los dolores, dolor como de mujer de parto!
Vivo yo--declara el Señor-- aunque ConÃas, hijo de Joacim, rey de Judá, fuera un anillo en mi mano derecha, aun de allà lo arrancarÃa.
¡Oh tierra, tierra, tierra!, oye la palabra del Señor.
Asà dice el Señor: "Inscribid a este hombre como sin hijos, hombre que no prosperará en sus dÃas; porque ninguno de sus descendientes logrará sentarse sobre el trono de David ni gobernar de nuevo en Judá."