Tú los plantas, y echan raÃces; crecen, dan fruto. Cerca estás tú de sus labios, pero lejos de su corazón.
Pero tú me conoces, oh Señor, tú me ves, y compruebas la actitud de mi corazón para contigo. Arrástralos como ovejas para el matadero y sepáralos para el dÃa de la matanza.
¿Hasta cuándo estará de luto la tierra y marchita la vegetación de todo el campo? Por la maldad de los que moran en ella han sido destruidos los animales y las aves, porque han dicho: Dios no verá nuestro fin.
Si corriste con los de a pie y te cansaron, ¿cómo, pues, vas a competir con los caballos? Si caes en tierra de paz, ¿cómo te irá en la espesura del Jordán?
He dejado mi casa, he abandonado mi heredad, he entregado a la amada de mi alma en manos de sus enemigos.
Mi heredad vino a ser para mà como león en la selva; rugió contra mÃ; por tanto, la aborrecÃ.
¿Es acaso mi heredad para mà como ave de rapiña de varios colores? ¿Están las aves de rapiña por todos lados contra ella? Id, reunid a todas las bestias del campo, traedlas para que la devoren.
Muchos pastores han arruinado mi viña, han hollado mi heredad; han hecho de mi hermosa heredad un desierto desolado.
Fue hecha una desolación, llora sobre mà desolada; todo el paÃs ha sido desolado, porque no hubo nadie a quien le importara.
Sobre todas las alturas desoladas del desierto han venido destructores, porque la espada del Señor devora de un extremo de la tierra al otro; no hay paz para nadie.
Han sembrado trigo y han segado espinos, se han esforzado sin provecho alguno. Avergonzaos, pues, de vuestras cosechas a causa de la ardiente ira del Señor.
Y sucederá que si ellos de verdad aprenden los caminos de mi pueblo, jurando en mi nombre: "Vive el Señor", asà como ellos enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, serán restablecidos en medio de mi pueblo.